miércoles, 17 de noviembre de 2010

lunes, 19 de julio de 2010

Todavia hay gente que piensa eso

Lean las bestialidades de estos sujetos, lo que gritan, que vergüenza!!
No es nuevo, pero como si lo fuera.


"En Salta

Revindican el combate a la guerrilla

Mensaje de un jefe de regimiento



SALTA.- El jefe del Regimiento de Caballería Blindada General Güemes, teniente coronel Roberto Augusto Vega, revindicó el combate de Manchalá, librado en las cercanías de Famaillá por efectivos militares y guerrilleros, al tomar ayer el juramento de fidelidad a la bandera a los soldados del Núcleo de Instrucción Básico.

El oficial, que es veterano de Malvinas, instó a mirar la enseña patria "porque es la misma bandera a la que se abrazó el Negro Falucho antes de verla atada al carro del enemigo. Es la misma por la que entregó su sangre el general [Martín Miguel de] Güemes. ¡Mírenla bien! Porque es la misma bandera por la que varios soldados llevan grabadas en sus cuerpos las heridas recibidas peleando en Manchalá, contra el terrorismo apátrida que pretendía cambiarla por un trapo rojo".

Con un ambiente militar muy sensibilizado por la anulación de las leyes de punto final y de obediencia debida, resultó fuerte el mensaje del teniente coronel Vega delante de una formación.

La formación se realizó en el Campo Castañares, donde se libró la Batalla de Salta en 1813, y fue presidida por el gobernador, Walter Wayar, y el comandante de la V Brigada Mecanizada, general de brigada Ricardo Sarobe. Posteriormente, la ministra de Educación, María Esther Altube, tomó la promesa de fidelidad a la bandera a alumnos de cuarto año de EGB de ocho escuelas"

lunes, 28 de junio de 2010

viernes, 28 de mayo de 2010

COMENZAMOS LA RECOLECCION DE FIRMAS

COMENZAMOS CON LA RECOLECCION DE FIRMAS!! SALTEÑOS, ARGENTINOS, COMPATRIOTAS LATINOAMERICANOS, Y CUALQUIER DEFENSOR DE LA DIGNIDAD HUMANA a adherirse!!!

martes, 2 de marzo de 2010

Un compañero armo esta fotito..




Un compañero (ni cumplio los 20 años..) Nos mando esta foto casi jocosa..excelente diseño que evidencia los sanos deseos de sustraer ese adefesio que solo sirve para generar rencores y para que un par de fascistas (ni conversos) se junten a recordar sus historias de cobardia y muerte...
A los nostalgicos de la violencia, de la sangre, de la muerte.. para ellos esa foto.. NO QUEREMOS MAS MENTIRAS.. CON JUSTICIA Y VERDAD HABRÁ LIBERTAD..

sábado, 20 de febrero de 2010

El terror como forma de re-organizacion social..



Entrevista con Daniel Feierstein, director del Centro de Estudios sobre Genocidio de UNTREF e Investigador del CONICET, en Argentina, sobre el terrorismo de Estado en la Argentina 1976-83 y otros crímenes masivos.


DEUTSCHE WELLE: Usted habla del “genocidio como práctica social” para describir asesinatos en masa en el siglo XX. ¿Por qué “social”?

D. Feierstein: El objetivo es sacar el análisis de la adjudicación de la explicación a personalidades individuales y observar las características que vuelven al proceso viable. Si bien las responsabilidades deben tratarse a modo individual, el modo de comprensión del proceso se enriquece notablemente cuando se observan las características de los procesos de aniquilamiento masivo de poblaciones en tanto “tecnologías de poder”, entendiendo que las muertes suelen no ser el objetivo final, sino un medio para, a través del terror, producir modificaciones en el conjunto social.

DEUTSCHE WELLE: Su principal tema de investigación hasta ahora ha sido un análisis comparativo entre el genocidio nazi en Europa 1933-46 y el terrorismo de Estado en la Argentina 1976-83. ¿Qué similitudes y qué diferencias ha constatado usted entre uno y otro?

La similitud fundamental –que constituye el eje de mi trabajo– se basa precisamente en la utilización del aniquilamiento y el terror como modo de reorganización social, lo cual fue el eje de la experiencia alemana entre 1933 y 1938 y que adquirió escala continental a partir del inicio de la guerra, en tanto fue una constante de la experiencia argentina, que también –vía la Doctrina de Seguridad Nacional– buscó una proyección continental. Otros puntos de similitud refieren a los modos de utilización del terror en los campos de concentración, el papel de las diversas responsabilidades y complicidades y la dificultad para su gestión durante el posgenocidio. Las diferencias fundamentales radican en la magnitud y escala de ambos fenómenos (casi incomparables en dicho plano), en el papel fundamental del racismo en la experiencia alemana (sobre todo a partir de 1938), el cual estuvo prácticamente ausente en el caso argentino, y en la existencia de una gestión industrial de la muerte colectiva (los campos de exterminio), que resulta uno de los elementos singulares del nazismo.

DEUTSCHE WELLE:Usted dice que un proceso genocida continúa hasta el “exterminio simbólico en la mente de los sobrevivientes”. ¿Qué significa y qué consecuencias tiene?

Cuando hablo de “sobrevivientes” no me refiero sólo ni fundamentalmente a quien atravesó la experiencia en los campos de concentración, sino al conjunto de una sociedad que sufre el terror genocida. Plantear que el genocidio continúa en el plano de lo simbólico es tratar de comprender cómo las relaciones sociales negadas materialmente por el aniquilamiento son realizadas simbólicamente en la imposibilidad de recomponer esa identidad siquiera en los procesos de representación. La construcción de la “inocencia abstracta” de las víctimas funciona impidiendo recomponer el sentido de las prácticas que desarrollaban, las que en gran medida explican (nunca justifican ni legitiman, pero sí pueden explicar) los motivos esgrimidos para su aniquilamiento. Sin embargo, cuando los discursos hegemónicos sólo capturan la “inocencia” producen una segunda desaparición de las víctimas negándoles su identidad, ya que ahora no sólo no existen materialmente, sino que dejan de existir también en la memoria. La insistencia en figuras como Ana Frank o los chicos de la “noche de los lápices” (se conoce como la noche de los lápices al secuestro el 16 de septiembre de 1976 y días posteriores en la ciudad de La Plata de diez estudiantes de secundaria, en su mayoría menores de edad, luego declarados en su mayor parte “desaparecidos”, n. de la R.), funcionan de ese modo, impiden comprender la riqueza y complejidad de las víctimas de los procesos genocidas, y que dichas víctimas (en términos generales) fueron aniquiladas por lo que hacían, por las características peculiares de sus identidades y no por un capricho irracional de un dictador.

DEUTSCHE WELLE:Para usted, el objetivo superior de quienes cometen genocidio es transformar las relaciones sociales en una sociedad. ¿Quién se planteó ese objetivo en la Argentina y qué nuevo tipo de relación social quería establecer?

El objetivo era deseado por distintos sectores de la sociedad, en especial aquellos que se sintieron amenazados por las conquistas económicas, sociales y políticas que se habían logrado durante el gobierno peronista. Lo que se pretendía –y en gran medida se logró– era quebrar la identidad de los sectores trabajadores y su alianza con los sectores medios para facilitar la transformación económica del Estado. Para ello, se requería doblegarlos y disciplinarlos a través del terror y, a su vez, utilizar el escepticismo resultante como aliciente del individualismo y el egoísmo, tendencias hegemónicas que explican en gran parte el aval a las modificaciones socioeconómicas implementadas en el posgenocidio, en especial en la década de los años 90.

DEUTSCHE WELLE:¿Cómo son procesados en la sociedad argentina los temas de la memoria, la responsabilidad y la identidad en relación con el terrorismo de Estado? ¿Quién se siente responsable?


El procesamiento ha recorrido momentos muy diversos. El gran logro –pero a la vez el gran desafío– es que la centralidad de la responsabilidad en el actor militar fortaleció la democracia y deslegitimó cualquier nueva incursión militar en la política pero, a la vez, permitió exculpar a numerosos sectores sociales –políticos, empresarios, médicos, psicólogos, sacerdotes– que fueron figuras fundamentales en la posibilidad de implementación del terror, participando desde su gestión, su justificación, legitimación o complicidad. Es uno de los grandes desafíos de la sociedad y la democracia argentinas poder quebrar la cosificación militar de las responsabilidades e iniciar una apertura hacia otros modos de comprensión de las diversas responsabilidades, de orden criminal, político y moral.

DEUTSCHE WELLE: ¿Se constatan diferencias con respecto al procesamiento del pasado entre los argentinos que se exiliaron durante la dictadura y aquellos que permanecieron en el país?


No existen grandes diferencias en los modos de percepción de los hechos, aunque a los exiliados históricamente les resultó difícil comprender y aceptar el sufrimiento de aquellos que no pudieron o no quisieron salir del país. El exilio interno –dentro del país o incluso dentro de uno mismo– ha sido un sufrimiento que casi no fue analizado en la Argentina y que requiere mucho mayor trabajo para poder observar y elaborar sus consecuencias. La clarificación de las diversas responsabilidades –en especial las no criminales– podría constituir una de las modalidades para gestionar ciertos modos de reparación, excluyendo de la estructura estatal a quienes colaboraron en modos diversos intelectualmente con la dictadura y permitiendo que quienes fueron expulsados o simplemente decidieron abandonar esos espacios –desde un juzgado hasta una cátedra– tengan la oportunidad de ser reparados y reconocidos por su integridad moral, que muchas veces tuvo costos en su desarrollo económico y profesional, costos que siguen persistiendo en el presente.


DEUTSCHE WELLE:¿Qué papel pueden desempeñar los nuevos medios de comunicación digitales en la propagación de la información sobre genocidios y su contención?

Un papel central. Si algo se ha conseguido en la esfera internacional es que la publicidad transnacional de aniquilamientos masivos de población y los llamados al boicot de dichos regímenes sí pueden funcionar como disuasorios de la continuidad de la matanza. El problema es que determinados hechos –aquellos en los que grandes grupos de poder se encuentran interesados, como puede ser el caso de las matanzas en Darfur, Sudán– logran rápidamente una difusión mediática internacional en tanto que otros casos menos interesantes –como Sri Lanka– no logran la misma difusión. La inmensa capacidad de difusión de los medios electrónicos y su llegada a todo el planeta pueden permitir democratizar esta información y hacerla circular buscando construir redes de solidaridad que busquen contener o detener las matanzas. El caso de Sri Lanka lo ilustra con claridad: ausente de los grandes medios gráficos masivos, su presencia y su denuncia sólo pudo subsistir en estos meses gracias a los medios electrónicos, por los cuales circuló muchísima información que ha vuelto necesaria y hasta viable la intervención de organismos humanitarios y el involucramiento de diversos Estados. Por otro lado, los medios de comunicación tienen un rol fundamental en la construcción de las representaciones acerca de los hechos genocidas: qué historias se cuentan sobre los hechos, cómo se caracteriza a víctimas y victimarios, cómo se piensa el futuro, son cuestiones que debieran ser fundamentales para todo periodista.


Autor: Pablo Kummetz

Editora: Emilia Rojas Sasse

miércoles, 17 de febrero de 2010

Gracias

Quiero agradecer a todos por sus mensajes de aliento y decirles que tal como lo piden no cesare en esta tarea de construir una Argentina mas justa para todos, sin espacios para represores y asesinos..
Los invito una vez mas a seguir colaborando..
Pronto ese adefesio vil no estara en nuestras calles (para enojo de fascistas y sirvientes de genocidas)
Saludos a todos !!!

lunes, 15 de febrero de 2010

De torturador a profesor

Salta parece querer superar sus propios records.
El luego profesor de la Universidad Católica de Salta en la carrera de relaciones Internacionales ,no sólo torturaba en Campo de Mayo sino que entre tortura y tortura les hacía firmar los papeles para quedarse
con los autos de los prisioneros.
En realidad fue por ese tema que le dieron la baja. . INSOLITO. DIRIGIO LA CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES EN LA UNIVERSIDAD CATOLICA.

“Su nombre de guerra era Toro, pertenecía a uno de los grupos de
tareas más temidos”, contó hace años el ex sargento Víctor Ibáñez. El
capitán se había reciclado como docente de la Universidad Católica de
Salta. Quedó detenido en Marcos Paz.
Por Diego Martínez

Hace treinta años, como capitán del Ejército, Martín Rodríguez
interrogaba a secuestrados en Campo de Mayo. Tras el retiro se recibió
de licenciado en Ciencia Política en la Universidad Kennedy y se
radicó en Salta. Fue entrenador de rugby del Jockey Club y dirigió la
carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica, que
encabeza el arzobispo Mario Antonio Cargnello. Una investigación de
Pablo Llonto, abogado de los hijos del ex diputado Diego Muniz
Barreto, permitió identificarlo. Ayer, con 63 años y media vida
impune, se presentó bolsito en mano en el juzgado de San Martín, a
cargo de Juan Manuel Yalj. Dos horas después salió con esposas, que
mostró con odio ante el fotógrafo de Página/12, y ya pasó su primera
noche en el penal de Marcos Paz.

“Su nombre de guerra era Toro, pertenecía a uno de los grupos de
tareas más temidos”, contó el ex sargento Víctor Ibáñez años atrás.
“Terminó procesado por un asunto de robos de autos. Entre sesión y
sesión de tortura les hacía firmar a los prisioneros un formulario de
transferencia para quedarse con los vehículos”, recordó el ex guardia
de El Campito.

La segunda pieza la aportó Juan José Fernández, secuestrado junto a
Muniz Barreto en febrero de 1977. Ambos pasaron por las manos de Luis
Patti y luego fueron trasladados a El Campito. El 6 de marzo,
adormecidos, fueron arrojados al fondo de un arroyo en el interior de
un Fiat 128. Fernández sobrevivió y, antes de exiliarse, declaró ante
un escribano. Dejó constancia de un diálogo telefónico que escuchó en
cautiverio:

–Habla el capitán Rodríguez, comuníqueme con el coronel Sambrano
–grabó en su mente.

Luego el capitán transmitió información arrancada bajo torturas. Con
esos datos, Llonto preguntó al Ejército cuántos capitanes Rodríguez
había en Campo de Mayo en 1977. Respuesta: uno. Citado a declarar,
Ibáñez no dudó al ver la foto del represor. “Era el más salvaje”,
agregó.

Ayer a las once, con barba crecida, remera y saco gris, Rodríguez se
presentó ante el juez. Ante la ausencia del fiscal Jorge Sica, declaró
sólo ante Yalj y su secretario. Tres horas después salió esposado. “No
vas a tener perdón”, le gritó Juana Muniz Barreto, que perdió a su
padre cuando tenía quince años. Rodríguez se subió al patrullero y, a
diferencia de Luis Patti, que se cubría las esposas, mostró las suyas
para la foto.

“El corazón me latía fuerte –contó luego Juana–. Ahora siento paz: la
satisfacción de haber logrado algo por lo que venimos batallando hace
tiempo, la tranquilidad de saber que ya no está entre nosotros como un
profesor respetable. Siento haber cumplido con mi deber de hija. Pensé
todo el tiempo en mi papá, en lo feliz y agradecida de haberlo tenido
quince años, en el orgullo que siento por su valentía, y estoy segura
de que él estaría orgulloso de su hija”, confesó. “También pensé en
mis hijos: éste es el mejor legado que puedo dejarles”, concluyó.
Llonto se mostró satisfecho “porque en un mes, después de años de
investigación, cayeron dos de los torturadores más salvajes de Campo
de Mayo”. El otro es Carlos Somoza, alias Gordo, ex interrogador del
Batallón 601.

Rodríguez nació el 14 de marzo de 1946 en Posadas, Misiones. Cuando se
produjo el golpe de Estado era teniente primero. En diciembre de 1976
ascendió a capitán, grado que anteponía a su apellido y que permitió
identificarlo. En 1976 y 1977 alternó destinos entre la Escuela de
Servicios General Lemos y el Comando de Institutos Militares. Sus
calificaciones a fines de 1977 demuestran que tenía un óptimo concepto
por parte de sus superiores. “Un brillante oficial que prestigia al
instituto”, escribió el coronel Eugenio Guañabens Perelló, que ahora
afronta su primer juicio por crímenes de lesa humanidad.

El decano de la Facultad de Derecho de la UCA salteña, Armando
Isasmendi, se enteró de la detención por Página/12 y dijo ignorar la
citación judicial. “Sabíamos que estaba por declarar y estábamos a la
expectativa de ver qué sucedía”, admitió segundos después Martín
Andrés Rodríguez, homónimo y director de la carrera de Relaciones
Internacionales.

–¿Lo sorprende la noticia?

–Y... sí, uno sabe que son militares de esa época, pero dice “son
profesores”, mejor no meterse en esos temas.

–¿Muchos militares como profesores?

–Sí, la UCA tiene relación con Ejército y Gendarmería. También por el
perfil de las materias: geopolítica, estrategia.

Un ex alumno consultado por Página/12 recordó a Rodríguez como “una
persona querida, muy correcto”. “No era un defensor de los derechos
humanos pero tenía posiciones racionales –recordó–. Muchas veces
comentaba cosas de la dictadura pero nunca hablaba de su propio rol.
Sólo decía que debía actuar la Justicia.”